Abdulrahman
Abdulrahman temió por su mujer embarazada cuando cayó enfermo y la clínica local no pudo decirle lo que tenía.
Me llamo Abdulrahman y tengo 25 años. Mi mujer y yo tenemos una hijita de tres meses y vivimos cerca del mercado de Tandale, en Dar es Salaam. Cuando mi mujer estaba al final del embarazo, empecé a sentirme mal. Me dolía el pecho, las articulaciones y empecé a perder peso. También estaba agotado y ya no podía trabajar. Soy mecánico y camionero, y transporto cargas pesadas a los países vecinos. Es un trabajo peligroso si no estás en forma y alerta.
Pronto fui a una clínica para que me hicieran la prueba de la tuberculosis. Cuando el resultado fue negativo no supe qué hacer. Fue una época muy difícil para mi mujer y para mí. Ella estaba a punto de dar a luz y ya no podía trabajar, y yo era incapaz de mantener a mi familia y no sabía cómo ponerme mejor. Temía que ella y nuestro hijo enfermaran también, así que me mudé a casa de mi padre. Durante mi estancia allí recibí una llamada de MKUTA, explicándome que las ratas habían detectado tuberculosis en mi muestra y los técnicos de laboratorio de APOPO lo habían confirmado. ¡Ratas! ¡Empecé el tratamiento y mejoré inmediatamente!
Mis compañeros también se ponían nerviosos a mi alrededor, pues pensaban que ellos también enfermarían y algunos incluso pensaban que yo era seropositiva. En Tanzania mucha gente no entiende ni la tuberculosis ni el VIH. Piensan que ambas son una sentencia de muerte y también que puedes contraer el VIH simplemente por estar en la misma habitación que un enfermo. No se relacionan contigo y a menudo pierden su trabajo por ignorancia o discriminación. Pero puedes recuperarte completamente de la tuberculosis y llevar una vida plena y normal con el VIH si sigues el tratamiento y te cuidas. Yo también era ignorante antes, pero MKUTA me enseñó todo esto.
Estoy muy agradecido por todos los esfuerzos de APOPO y los HeroRAT. Sin ellos, podría haber seguido enfermo y separado de mi mujer y mi hija.
