MINE ACTION ANGOLA – MARIAM Y SU PADRE
Zito golpea una mina terrestre oculta con su azada mientras prepara su tierra para los cultivos.
Las minas terrestres siempre han impedido nuestra libertad de movimiento. Desde la última casa del pueblo, puedes ver la señal que indica dónde empiezan las minas terrestres, a sólo unos 30 metros de distancia. Es tierra de primera para cultivar. Durante la guerra, este pueblo fue tomado como campamento militar para la defensa civil. Las minas terrestres se colocaron para protegerlo y muchos combatientes enemigos murieron en esos campos. Pero cuando terminó la guerra, las minas terrestres quedaron allí. Los soldados que las colocaron se habían ido hacía tiempo, así que nadie sabía dónde estaban. Nos quedamos atrapados con ellas.
Evitar esa tierra nos ha causado graves dificultades. Hemos tenido que trabajar tierras que están mucho más lejos de nuestras casas y del agua. Esto nos obliga a trabajar más y durante más tiempo, por lo que necesitamos más alimentos, y los niños tienen que ayudarnos en el campo y no ir a la escuela. Era un círculo vicioso. A causa de las minas terrestres, los tiempos han sido muy duros. Demasiado duros. Así que decidí ignorar todas las advertencias y empezar a cultivar mi tierra.
Todo fue bien hasta que un día balanceé la azada y chocó contra algo metálico. Me quedé helado porque sólo podía ser una cosa. Aparté con cuidado la azada y pude ver una mina terrestre. Me alejé de puntillas y cuando llegué a casa empecé a temblar por todo el cuerpo. Debí de trabajar muchas veces muy cerca de esa mina terrestre. Tengo 6 hijos y 9 nietos. ¿Qué habría sido de ellos si la hubiera pisado? Hace mucho tiempo que pedimos a alguien que viniera a ayudarnos, pero a causa de la guerra la economía y el propio país estaban en mal estado, así que hemos tenido que esperar.
Cuando llegaron la APOPO y el NPA, les hablamos de la mina terrestre y, cuando llegó el momento de registrar esa zona, la encontraron y la destruyeron. No tenía nada de malo, así que había tenido mucha suerte. Mi azada debió de darle en un lateral y no en la parte superior. Empecé a temblar de nuevo cuando me lo dijeron. De hecho, el NPA y la APOPO encontraron bastantes minas terrestres y otros explosivos en toda la zona, y luego declararon el terreno seguro. Fuimos directamente a la tierra y empezamos a plantar. Por fin nuestras vidas han vuelto a empezar.