En una publicación reciente, APOPO, famosa por sus ratas detectoras de minas terrestres y tuberculosis, ha demostrado ahora un nuevo uso potencial para sus inteligentes roedores: detectar la bacteria que causa la Brucelosis. La bacteria Brucella puede transmitirse de los animales a los seres humanos, lo que supone un riesgo sanitario y económico importante en regiones de todo el mundo.
El estudio es un primer paso prometedor hacia el desarrollo de nuevos métodos de cribado de la brucelosis, aunque todavía se necesita más investigación, y financiación adicional crucial, antes de que los hallazgos puedan aplicarse en escenarios del mundo real.

En colaboración con la Facultad de Medicina Veterinaria y Ciencias Biomédicas de la Universidad de Agricultura de Sokoine, el último estudio de APOPO aprovecha el extraordinario sentido del olfato de las ratas para detectar una cepa común de la bacteria Brucella, un logro que podría tener implicaciones sustanciales para el África subsahariana.
La brucelosis es una enfermedad zoonótica que afecta tanto al ganado como a los seres humanos y provoca fiebre, dolor articular y fatiga. La enfermedad reduce la productividad del ganado afectado y, como consecuencia, a menudo disminuyen los ingresos agrícolas.
Aparecen las ratas africanas gigantes(Cricetomys ansorgei) de APOPO, también conocidas como HeroRATs, que tras sólo tres meses de entrenamiento han demostrado que pueden olfatear la bacteria Brucella con una precisión impresionante. Nuestras ratas detectoras fueron capaces de identificar sistemáticamente la bacteria Brucella y descartar las muestras negativas, incluso cuando se les presentaron muestras complejas que contenían otros tipos de bacterias.
En los seres humanos, la mayoría de los casos de brucelosis se deben al consumo de leche u otros productos lácteos contaminados. Un paso crucial para prevenir la infección humana es la pasteurización de la leche. La detección de la bacteria Brucella es un reto: los métodos tradicionales suelen ser costosos, requieren mucho tiempo y no son fácilmente accesibles en entornos con recursos limitados.

Bajo la dirección de la Dra. Cindy Fast, Jefa de Formación e Innovación de APOPO, las ratas adiestradas aprendieron a identificar el perfil olfativo único de la bacteria Brucella entre una serie de olores diferentes. La clave de esta biodetección reside en los compuestos orgánicos volátiles (COV), las partículas microscópicas de olor que emite todo organismo vivo. Según este estudio, se cree que la Brucella tiene una firma de COV distinguible, que las ratas aprendieron a reconocer. Detectar los COV es como distinguir un aroma en una perfumería: requiere un sistema olfativo muy sensible y perspicaz, exactamente como el de las HeroRAT de APOPO.
Sin embargo, antes de que nuestras ratas puedan utilizarse sobre el terreno, los investigadores deben confirmar que pueden detectar Brucella en una serie de escenarios y tipos de muestras del mundo real, no sólo en el entorno controlado de un laboratorio. Esta investigación adicional sería crucial para la posible aplicación de la detección basada en ratas en los programas de detección de la Brucelosis.
Tras nuevas investigaciones y financiación, y si se demuestra su eficacia en condiciones de campo, las ratas de APOPO podrían proporcionar un método rápido y rentable para la detección precoz de la brucelosis, quizá incluso antes de que aparezcan los síntomas en el ganado o los seres humanos. Esto podría cambiar las reglas del juego en la gestión de la enfermedad, sobre todo en zonas donde la Brucelosis es prevalente pero escasean los recursos para realizar pruebas exhaustivas.
Lee el estudio completo aquí: Detección olfativa de Brucella abortus por ratas africanas gigantes (Cricetomys ansorgei)
