Una de las primeras mujeres desminadoras de APOPO en Angola
En el Día Internacional de la Mujer, reconocemos a las mujeres que trabajan en funciones exigentes y de alto riesgo para que sus comunidades sean más seguras. El desminado requiere paciencia, inteligencia y disciplina, y en Angola, mujeres como Yolanda lideran la retirada de minas terrestres y la recuperación de tierras seguras para las familias, los agricultores y las generaciones futuras.
Yolanda, de la provincia angoleña de Uíge, trabaja como desminadora con APOPO desde 2018. La primera vez que solicitó formarse con el INAD (Instituto Nacional de Desminagem) fue en 2011, pero la oportunidad se canceló. Aun así, nunca se rindió. Más tarde, se enteró de que APOPO estaba reclutando personal y rápidamente presentó sus documentos. En 24 horas la llamaron para una entrevista y, tras una rigurosa formación, comenzó su carrera en el desminado.
Lo que sigue es la historia de Yolanda, en sus propias palabras. En este Día Internacional de la Mujer, rendimos homenaje a ella y a las muchas otras mujeres que, como ella, hacen que el mundo sea más seguro gracias a su destreza, dedicación y experiencia:
Un día en la vida de un desminador
Todas las mañanas, me levanto a las 5:00, me preparo el desayuno y me preparo para el día. Antes de salir al campo, voy a la zona de calibración para comprobar que mi detector y mis herramientas funcionan correctamente. Esto es crucial: si el equipo no funciona correctamente, aumenta el riesgo. Una vez que confirmo que todo funciona, me dirijo al campo de minas.
Dentro del campo, empiezo con una inspección visual. Esto significa escudriñar la zona cuidadosamente con los ojos, comprobando si hay señales de cables trampa o tierra removida. Si no veo nada sospechoso, comienzo la inspección manual, que consiste en rastrillar con los dedos la hierba y la maleza del suelo. Este paso garantiza que no haya obstáculos ocultos antes de seguir adelante.
Tras la inspección inicial, marco la zona que voy a despejar y empiezo a cortar la vegetación. Eliminar la maleza me permite utilizar el detector correctamente. Barro el terreno con cuidado, y si mi detector señala una posible mina, me detengo inmediatamente.
Si recibo una señal, comienzo a excavar con cuidado. Excavo lentamente, siguiendo estrictos procedimientos de seguridad. Trabajamos con medidas específicas: raspando horizontalmente a una distancia de 20 a 40 centímetros cada vez, asegurándonos de no activar accidentalmente nada enterrado en el suelo. Si detecto una mina terrestre, me detengo y llamo a mi supervisor, que evalúa la situación y determina el siguiente paso.
Si no encuentro nada, o sólo chatarra, paso a la siguiente zona pequeña y vuelvo a empezar el proceso.
Encontrar mi primera mina
La primera vez que encontré una mina, no tuve miedo. En el entrenamiento, ya había aprendido qué esperar. Aun así, cuando la descubrí, sentí algo extraño en el estómago, como una excitación nerviosa. Pero me recordé a mí mismo: éste es mi trabajo, y me habían entrenado para manejarlo.
Aquel día, seguí el protocolo exactamente como lo había aprendido. Marqué la ubicación de la mina, llamé a mi supervisor y esperé nuevas instrucciones. Con el tiempo, el proceso se convirtió en rutina y gané confianza en mi trabajo.
Los retos del trabajo
El desminado es agotador, tanto física como mentalmente. Trabajamos bajo un calor extremo, a menudo en zonas sin sombra. El sol es implacable y algunos días la temperatura es insoportable. A veces, me siento mareado, pero sé que tengo que mantener la concentración porque cada movimiento debe ser preciso.
También pasamos largos periodos lejos de casa, viviendo en el campamento durante 30 días seguidos y volviendo sólo para un breve descanso. No es fácil estar lejos de la familia, pero forma parte del trabajo.
Ser mujer en el desminado
Cuando empecé, algunas personas se sorprendieron. Esperaban que las mujeres fueran cocineras o amas de casa, no limpiadoras de minas. Pero nunca dejé que eso me detuviera. Fui una de las primeras mujeres en trabajar como desminadora con APOPO en Angola, y en lugar de encontrar resistencia, me apoyaron y animaron.
Al principio, mi familia y mis amigos se mostraron escépticos, pero cuando vieron lo en serio que me tomaba mi trabajo, me dieron aún más valor para continuar.
Un mensaje para otras mujeres
A cualquier mujer que se plantee este trabajo, le digo: ten valor. El desminado no es tan complicado como la gente cree. La clave está en aprender, practicar la paciencia y seguir los procedimientos de seguridad. Si lo haces, tendrás éxito. Creo que más mujeres deberían plantearse trabajar en este campo. No hay nada que nos impida ser excelentes en ello.
Por qué hago este trabajo
Este trabajo ha cambiado mi vida. He podido mantener a mi familia y costear la educación de mis hijas. Pero más allá de eso, sé que lo que hago marca la diferencia. Cada mina que ayudo a retirar significa un peligro menos en el patio trasero de alguien, una amenaza menos para un niño que juega y un trozo de tierra más seguro para una comunidad.
Seguiré haciendo este trabajo, siguiendo la formación que recibí, manteniéndome disciplinado y asegurándome de que cada mina que encuentre se manipule de forma segura. A Angola aún le quedan muchas minas por retirar, y mientras sigan ahí, seguiré trabajando.
CÓMO PUEDES MARCAR LA DIFERENCIA:
APOPO, estamos orgullosos de emplear a mujeres increíbles que no sólo impulsan nuestra misión, sino que también desafían los estereotipos tradicionales, convirtiéndose en poderosas voces del cambio en sus comunidades.
Este Día Internacional de la Mujer (#IWD2025), celebra con nosotros su impacto.
Apoya APOPO en honor del DIM 2025.
Síguenos en Facebook, Instagram y Twitter para estar al día de nuestro trabajo para salvar vidas.